Vivía bastándose a sí misma, sin cargarse de cosas superfluas, con su inevitable e irresoluble propensión a la metonimia. Llevaba a cuestas decisiones en la vida que, como la muerte, son indisolubles. Un día, pensó en su vida, y cual artista abandonado por las musas dirigiendo la mirada a su obra inconclusa, se dio cuenta que "una vida sin examen no tiene objeto vivirla para el hombre". Pero, como dirían los estoicos, poco importa que nos encontremos a un codo o a 500 brazas por debajo del agua, no por ello estamos menos ahogados.
- Autor: Philo-posia ( Offline)
- Publicado: 22 de mayo de 2019 a las 12:01
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: lazaro sosa cruz
Comentarios1
Siempre llega y llegará ese instante en que las circunstancias, las que sean, nos hace ver la vida de reojo, es ése momento en que nos invaden todas las preguntas y en el cual también las respuestas nunca se presentan. Es cierto: un artista, un poeta, escritor e incluso un simple artesano necesita de exámenes a diario, es lo que le da razones para existir y cuando éstos - los exámenes -, no llegan tampoco cabe la ilusión.
Muy reflexivo tu poema, gracias por compartir.
Lázaro.
Gracias a ti. Un abrazo.
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