O una boca designando el fuego
En sus desdentadas lenguas
El hombre o la luz; una mirada
Penetrante de conocimiento
Que arrebata a la cosa a sí
Cómo instrumento de uso
La mujer, una palabra y un sin fin
De símbolos enraizados en lo volátil
Agua de sangre, agua de tierra
Agua de aire, sangre de agua
El hombre: mano de visión táctil
Prensil campo abarcado; sobrevive
Lo que permanece afuera
De su no significado
El hombre es un sol; la mujer, un océano
Renovadora constante, madre
Del significa por siempre inasible
A las manos del hombre que ve
Ojo por siempre, no todo será dado
Y al fin habrá sucumbido a la visión
Del mar primordial, de la ola, lo acordado.
- Autor: Santiago Miranda ( Offline)
- Publicado: 26 de mayo de 2019 a las 12:15
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 25
Comentarios2
Muy hermoso Santiago! Saludos
Gracias! Me alegra que te haya gustado. Voy a pasar leyendo lo tuyo. Saludos
Has puesto el Ojo en lo femenino y en lo masculino en tu poema. Saludos!!!
Sí. Quizás el ojo un poco perverso de lo que cosifica. No sé si pueda ser posible no mirar a través del deseo.
Mirar, la admiración de la belleza, a mí juicio no cosifica
Es el acto de amar lo que marca la diferencia.
Saludos y muy bello poema.
Sol y agua tan dispares pero tan necesarios
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