En el refulgente horizonte un fuego de oro arde,
la áurea guedeja de los chopos sus lenguas lamen,
sus inasibles dedos una glauca red tejen
entre las verdes sombras del plateado ramaje.
Por los dorados hilos del intangible tul
fluyen blancas melodías de canoras aves,
sus notas se esparcen como delicados versos
que endulzan los aromas de la cálida tarde.
En las nítidas aguas se reflejan mis sueños
como diminutas sombras de seres irreales,
su imagen se evapora en la rizada corriente
que heroica irá a morir al fondo de los mares.
Las ondas etéreas se llevan mis pensamientos
por los fragosos caminos que cruzan el aire,
se difuminan en las elevadas alturas
en busca del centelleante oro del fuego que arde.
- Autor: Julio Noel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de mayo de 2019 a las 08:01
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 13
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