Una blanca mañana de mayo habló conmigo
cuando el bello rostro de una rosa contemplaba:
—¿Recuerdas —me dijo— aquellos lejanos años
de ensueño y felicidad de tu primera infancia,
cuando el cielo azul hervía en todo su esplendor
y el paradisíaco valle en silencio se hallaba,
cuando de glaucos aromas y cárdenos colores
se cubría por entero toda la montaña,
cuando una sinfonía polícroma de flores
sonorizaba de acordes el campo esmeralda,
cuando un sinnúmero de pajarillos cantores
con sus dulces melodías tu alma deleitaba,
cuando las porfiadas y diligentes abejas
el dorado néctar a la colmena llevaban,
cuando los tornasolados y evasivos peces
veloces volaban entre las aguas plateadas,
cuando el aura matutina con sus verdes labios
las risueñas hojas de los álamos besaba,
cuando los albinos cúmulos del cielo añil
tus felices sueños entre algodones acunaban?
Yo no recuerdo, dulce mañana, los lejanos
años que separan el ahora de mis dolores
de mi tierna infancia, ni las cárdenas montañas
ni el cielo azul ni la policromía de flores
ni las laboriosas abejas ni los huidizos
peces ni el aura ni los pajarillos cantores.
De mi infancia sólo quedan vaporosos sueños
que me desvelan en las interminables noches,
por donde se evade mi exaltada fantasía
para olvidarme de mis penas y sinsabores.
- Autor: Julio Noel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de mayo de 2019 a las 06:18
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: JUAN ROMERO SOTELO
Comentarios1
Bonito homenaje. Saludos.
Gracias, Melba.
Saludos.
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