YA LLEGAN LOS ZOMBIES
El Comandante encendió los controles
y, frente al tablero, calentó los motores.
Acomodó algo su asiento; luego desconectó
su natural estado viviente y a todos comunicó:
***
-Aquí, ya preparado, en mi puesto de combate,
pronto y ya muerto, ¿listos para iniciar el ataque?
Al otro lado, los soldados, sus presencias confirmaron,
ya que, todos congregados, en ese momento enfermaron
muriendo de sus naturales vidas, para luchar virtualmente
un combate ya perdido, al no poder vivir saludablemente.
***
Todos de acuerdo en esos ejércitos y en ambos bandos,
todos muertos en vida, pero vivos en sus comandos,
eligen armas y monstruos y se atacan con crueldad,
sin códigos, ni respetos, con traiciones y sin piedad.
***
Disparan rayos mortales, mueren y, de nuevo, resucitan
sin lógica, sus corazones se detienen ¡y de nuevo palpitan!
Sin ideales, sin convicciones, los Zombies solo combaten
luchas eternas, dejando que a sus vidas se las arrebaten.
Luchan y mil veces mueren tan solo por un tonto puntaje
perdiendo tiempos valiosos, pero alardeando sus corajes.
***
Mientras, afuera del campo de combate, el tiempo se pasa;
los momentos de vivir se escapan, la trascendencia fracasa,
el "estar vivo" pierde sentido, bajo la anestesia del mortal juego
que envuelve a los combates entre Zombies, que no vivirán de nuevo.
***
En sus planteos de elegir entre hadas, monstruos prehistóricos horrorosos,
armas sofisticadas, duendes y gnomos, monjes siniestros o acertijos misteriosos,
tendiendo emboscadas en escondites secretos, dando saltos a precipicios abismales,
huyendo por ríos de lava incandescente o intentando esquivar bolas de fuego mortales,
los Zombies, que mueren una y mil veces -ya muertos- sin poder resucitar a la vida real,
escapan o atacan en naves intergalácticas o en túneles del Tiempo -lo que les dé igual-,
sin tomar conciencia del aire fresco, del viento en las montañas, ni de la arena del mar,
encerrados en sus cuarteles, sin mirar la lluvia y, quizás, perdiendo su ocasión de amar,
inoculándose venenosas vacunas, intoxicando sus organismos, malgastando sus locas vidas
luchando sus guerras virtuales, sin patrias ni banderas, ni defendiendo causas conocidas.
***
En tanto, quienes logran vivir, escapando de los tontos Zombies y de esa trampa mortal,
siguen sus caminos, disfrutando el paisaje, conviviendo con una realidad natural,
viviendo sus vidas, aprendiendo, viajando o, simplemente, ganando experiencias
y tomando distancias al saber qué se espera de ellos o del fruto de sus ciencias,
aunque lamentando las tristes pérdidas de tantos soldados muertos en vida
desperdiciadas en cruentas batallas que hace tiempo ¡ya han sido perdidas!
***
Eduardo Faucheux
29-05-2019
- Autor: Eduardo Faucheux (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de mayo de 2019 a las 00:00
- Comentario del autor sobre el poema: Son cada vez más... los Zombies acechan en todos lados. No piensan, no razonan... solo combaten sus batallas fantasmas, en sus encierros, prisioneros de sus instintos. Ellos son una parte de una sociedad infectada con el virus de la falta de raciocinio, de la pérdida de la belleza, de la moral, de la ética, del arte, de la introspección y la espiritualidad. Es un movimiento que está en marcha, en las catacumbas de nuestros hogares, en las soledades de nuestros hijos e incapacidades de sus padres, ambos refugiándose en la intimidad de los avances tecnológicos, creados por lunáticos diabólicos que programan nuestras vidas. Los Zombies son los efectos colaterales y el precio que se debe pagar por el progreso y la dependencia de la electrónica y la cibernética y por el apetito desmedido de fortunas y poder de quienes pretenden apropiarse de la Humanidad. Hay una gran probabilidad de contagio y de pérdida de la vida humana, tal como la conocemos. Quizás sea una nueva era que se avecina...
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 47
- Usuarios favoritos de este poema: Anton C. Faya
Comentarios1
" Quizás sea una nueva era que se avecina...", supongo que sí, Eduardo. Saludos.
Gracias por tu comentario. Espero que estés bien.
Saludos, Melba.
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