Punto y seguimos

Viajamos sin rumbo de punto A al punto B, algunas veces nos cruzamos con él punto C quien pasa desapercibido.

Nos quedamos un tiempo en el D, aquel que nos hace reír; en el que su compañía no es mas que un gusto. Una buena taza de café en la mañana y  un dulce helado por la tarde; pero no nos quedamos ahí, no por mucho tiempo pues buscamos algo más.

Viajamos al punto E, aquel que nos enloquece, revela todos los deseos carnales, las fantasías más íntimas. Pero solo es eso, una relación química y pasional.

Volvemos al punto A, aquel punto que no apreciamos al principio, quien pensamos estaría siempre con nosotros y nos duele; pues ya no es nuestro.

Seguimos vagando, a veces recaemos entre los puntos, pero jamás volvemos al punto F.

Ese punto en el cual caímos por inocencia y nos quedamos por apego.

Solíamos pensar que no existiría nadie más. Creímos merecer migajas de amor, maltratos y humillaciones. Y nos quedamos, nos quedamos por tanto tiempo que nos desconocimos.

Cuando por fin lo dejamos, nos encontramos sin rumbo, hasta que encontramos el punto A nuevamente, aquel punto que no es nuestro, pero nos recibe como en casa. Nos toma de la mano y nos ayuda a seguir, ese punto con quien podemos ser nosotros mismos. Quien conoce nuestros secretos, nuestra luz y oscuridad. Ese punto simboliza para nosotros el amor más puro. Tan puro que no podemos poseerlo. Nos quiere pero no nos ama, no como nosotros lo deseáramos y no podemos estar ahí.

Y así seguimos vagando.