Aún recuerdo tu rostro de pequeña,
recuerdo el dibujo de tus labios,
me gusta cerrar ahora mis ojos
y volver a verlos.
Recuerdo, tus manos,
me gustaba tomarla con mis manos,
pegarlas a mi pecho
y sentirlas tibias.
Recuerdo, tu cabello,
tu abundante cabellera bien peinada,
denotaba tiempo de cuidado
y siempre, en silencio la admiraba.
Recuerdo, cada parte de ti,
y las reacciones a cada estímulo,
que con mi mirada,
con amor te los enviaba.
En verdad te amaba con locura,
todo el día pensaba en tu mirada,
y tu voz resonaba en mi cabeza,
esa voz que mi mente perturbaba.
No se que decir, a treinta y siete años,
pero sin pena lo externo a los vientos,
que como ayer te sigo amando
y cuando no estas conmigo, no duermo.
Confieso mi amor eterno,
esas mariposas que tomé en el primer beso
y que aún revolotean en mi estomago
cuando de la mano no te tengo.
Cuando duermes, veo el mismo dibujo
que vi hace años en tus labios,
cuando sobre mi brazo, pozas tu cabeza,
y las horas pasan y con ellas el desvelo.
Así pasa el tiempo, ya van 36 años,
que el todopoderoso nos regala,
una vida juntos y en mi corazón, aún,
destila un amor como al princio.
Para mi amada esposa.
- Autor: Francisco Cobos Verdugo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de junio de 2019 a las 03:19
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 63
- Usuarios favoritos de este poema: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Comentarios1
Un gran y bello sentimiento en sus maravillosos versos estimado autor. un deleite la lectura, felicidades. Dios lo bendiga así mismo este hermoso amor que profesa en sus versos a su amada esposa. Buenas noches.
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