Desperté,
sacudí mis alas
ahuyentando el polvo del pasado.
Me detuve,
sin reacción
dejé fluir la agresión.
Solté el traje de lo temporal,
comprendí
la partida de mis seres amados.
En el viaje de mi vida
llevo lo necesario.
El veneno del rencor
no habita en mi corazón.
Acepto
que el mundo gire
sin mi ponzoña.
El detalle me enamora;
aquello que está en mi corazón
rescata del caos mi lucha por vivir.
Permanezco,
estoy aquí y ahora.
Los días pasados dejaron de existir,
qué sucederá
ya no me ocupa.
Cada salida del sol
renueva mi alma,
reinventa a diario mi existencia.
El amor envuelve mis acciones,
asumo la responsabilidad de mis actos,
de cada vivencia,
en todos los ámbitos y motivos.
Inicio mi turismo interno;
aprendo a vaciarme llenándome de Dios.
El estar vivo lo disfruto,
encuentro la razón natural
de estar aquí.
Ato mis pensamientos,
los envuelvo en el silencio,
en la calma.
Mi confianza está en el Creador,
regreso a la cita con mi ser,
sin espacio ni tiempo.
Muestro el camino a otros;
tal vez,
sus cargas sean más ligeras.
Soy un milagro del Altísimo
en medio de la jauría social.
Soy libre
gracias a la palabra
que se quita el disfraz,
para desnudar la mentira.
Disuelvo el pensamiento negativo,
libertad absoluta,
armonía y paz.
- Autor: Walter Rafael Agüero Gomez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de julio de 2019 a las 12:45
- Comentario del autor sobre el poema: Detenerse en el camino a revisar el aprendizaje, la maestría personal.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 34
- Usuarios favoritos de este poema: lazaro sosa cruz, estefania22
Comentarios1
Detenerse en el camino a revisar lo aprendido podría (debería) practicar el ejercicio de desaprender todo lo aprendido dado que casi todo ha sido nefasto.
Lázaro.
Desaprender para abandonar las creencias limitantes; pero todo es un aprendizaje.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.