Han pasado deprisa los días, veloces las noches han llegado
De pronto descubrí que la infancia había partido
Que el ángel de la guarda a quien imploraba de niño se había dormido
¿Quién cuida de mi ahora?, ¿Quién impone en mi frente un crucifijo?
Aquellas manos pequeñas que tejieron mi esperanza
Que me acercaron con ilusión a la juventud, no me cubren ahora
Han partido los años de colegio, los juegos, los amigos
Aquellos momentos se guardaron en el alma
Pasaron los años, arrebatando y concediendo
Se borraron y guardaron los sueños,
Dando paso al ser y no ser
Brotó el primer amor y la inocencia se llenó de olvido
Aprendió a volar mi alma, en busca de una ilusión
Y decidio posarse un día en medio del dolor y la alegría
Comprendí que esta nueva tierra era mía
y el amor la esencia permanente de la vida
En esta nueva tierra nos convertimos dos en uno
Y luego con el paso de los años uno en cada uno
De nuevo el dolor y la alegría, impartiendo la lección de la vida
Una fe, una ilusión, un destino y quizá algún día un nuevo camino
- Autor: Jose Barrientos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de julio de 2019 a las 17:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 48
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela
Comentarios1
Esa es la vida; con altibajos vamos creciendo.
Muy buen poema querido José.
Apapacho!
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