Es la bestia, mejor cierren los ojos
y juren alejar el paso.
Es la enorme osamenta que recorre
el espacio invisible del gentío.
Espanto oculto en una bolsa de viaje,
donde no quedan boletos de suerte,
intentos. Sólo dolor del camino.
La fruta prohibida lejos,
lejos su cabeza. En la fruta.
Sabe que no existe
Dios para los hombres,
y la Bestia se alimenta
de inventos,
aúlla al devorarse.
Cierren el paso.
No aceptarán sus veinte ojos,
las ocho manos que abordan
la nave del aire.
No aceptarán Bestias de campanario,
habitantes del cobertizo de la luz.
Cresta de hipocampo,
espina de presagios,
tatuaje y una piedra que zurce,
late en el costado oculto.
No es humano dolor,
no es humano
acostumbrarse al fruto.
La ignominia es el hada de su invento.
El hada juzga y mide
el crecimiento de las rosas
y la Bestia confundida
enclaustra el alma.
Es la Bestia, la mancha humana
desatada en el florecimiento,
la de los mil sexos aforados en la pelambre
y una soledad de ostra habituada.
Los inquilinos bordan el mundo a su gusto,
trazan parques,
les inundan de flores de papel,
amarillas y tristes para amantes.
A la Bestia le asusta creer,
le asusta el fruto
que está en la fuente
de los comensales, a mano.
Impotente lejos,
lejos su cabeza, en el fruto
que amasó a semejanza
del paladar y la mente.
No está preparada
la Bestia para compartir,
su cola es una bandera rasgada
que se empecina en el amor.
Pero es horrible la Bestia
cuando la silencian.
Parece tufillo de olvido.
Bestia su corazón si renuncia.
Aletea su hambre de mundo.
A las huestes de la rutina
poco importan los aullidos.
La Bestia se ha colgado de un alero.
La Bestia que ocultamos se cuelga al sol.
¿Quién velará la llegada del inquilino,
del habitante de su corazón?
Quién, sino la Bestia, preocupada
por la algazara de inventos,
resguarda la lindura y sin detenerse,
sin detenerse la Bestia,
sin detenerse sueña.
¿Quién no teme
al reto de la Bestia?
¿A quién no acobardó
su bramido?
Quién no cerró los ojos
que la posea
en el entierro de sus restos.
La Bestia se cansa de morir,
se cansa.
de mi primer libro de poemas "Sustos de muchacha",
ediciones Matanzas, Cuba, 1988
- Autor: Margarita García Alonso ( Offline)
- Publicado: 11 de julio de 2019 a las 08:21
- Comentario del autor sobre el poema: the goats, by Margarita García Alonso- fun graphic- 2012
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Anton C. Faya
Comentarios1
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