No adivinaré tu rostro
entre la maleza suspendida.
Ni entre los girasoles inundados
por aguas polinizadas.
No sabré tu bello rostro, hijo,
ni mi conocer de la vida, será
más que generosidad oportunista.
Seré, hoja baldía, seca estancia,
reservado apartado de las acacias
necesarias. Y minaré tu rostro,
entre acnés e intemperancias,
cada vez, más desdibujado.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 14 de julio de 2019 a las 07:08
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 71
- Usuarios favoritos de este poema: kavanarudén, Anton C. Faya
Comentarios1
Profunda reflexión.
Tampoco veré jamás el rostro de mi hijo, jamás lo encontraré entre las hojas del parque, jamás volveré a jugar con él....simplemente porque ya no está...
Hermoso y profundo sentimiento. En particular tocó mi alma.
Kavi
Siento que fuera así, querido amigo, un abrazo y gracias por tu atención!!
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