Perorata de exculpación:
Despojar a un hombre de la duda es lo mismo que privarle de su humanidad; pues es la incertidumbre sobre su proceder el germen mismo de la existencia. Pensar en algún acontecimiento trascendente que no esté precedido por la indecisión no es razonable; tampoco lo es concebir la conciencia sin un hálito de duda, pues no existe la inteligencia pura. Por lo que yo, reivindico la eterna pugna entre la decisión y la acción, siendo la primera tan importante como la segunda, pero resultando esta más complicada en casos en que el hombre se enfrenta a situaciones de desventaja, como, por ejemplo: la promesa de un espectro sentimental que simplemente se le fue negado. Específicamente en el proceso mercantil que constituyen las relaciones humanas (que no es más significativo que el de la interacción entre una piedra y mi poesía, pero sí más problemático) las fronteras entre lo lógico y lo intangible son difusas, así como los derechos de los involucrados, quienes actúan al margen de un procedimiento. Hay que convenir, que bajo esta premisa, se justifica con mayor vehemencia la aparición de la duda y del inminente error.
Por último, deberé mencionar, como corolario de lo dicho, que, un proceso exhaustivo de decisión, tendrá como consecuencia una acción más sincera y contundente, con menos margen de arrepentimiento. Así, si hay un lugar en el infierno para el hombre que duda, lo aceptaré dichoso.
- Autor: B Quinchanegua ( Offline)
- Publicado: 17 de julio de 2019 a las 01:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 25
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