Yacía en mi cama, vagando el cariño y descubriendo el amor
a mis palabras de hacer conversación, dio cátedra de tiempo.
Escuché atento, atento también al suave movimiento de sus dóciles labios
cuando decían:
“el tiempo, osito, no son minutos u horas si no fueron pasadas con personas a nuestro lado”
“siempre un recitar de tibio repetir, hay más tiempo que vida”
“cuando naces ya eres niño, al jugar eres adulto, al salir del parque, la angustia de la espalda y morir”
“nunca aprovechamos la vida, el tiempo, cuando hay uno se va el otro, cuando tenemos los dos, hacemos el esfuerzo por votar alguno”
Tras un silencio deambula mi reflexión en el aire fogoso de los muchos respiros
ese raro silencio de los intentos de conectar los ojos y enviar las ideas.
Ella es de respuestas. Ella es de palabras. No podía quedarme en silencio.
Sus palabras me dejaron pensante, confundido, quizás enamorado
y lo único que me salió fue una sonrisa con tinte de entramada ternura
no sabía si abrazarla, agradecerle, seguir pensando sobre su tiempo,
pero ella sí que sabía lo que era una excusa.
Simplemente, de la nada,
regresó de golpe a mis labios
regresaron sus manos a mi espalda,
y regresó el mantra de su empalagosa voz al conticinio
para mantenerme despierto junto a ella
y lograr el sueño con sus arrumacos.
- Autor: Denil Agüero (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de julio de 2019 a las 18:02
- Comentario del autor sobre el poema: Al día de hoy, se que nadie comprende mejor el tiempo que ella, cuando llega la hora de dormir juntos.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: Marcos Reyes Fuentes
Comentarios1
Muy bonito poema. saludos
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