«No podría sentir respeto ni empatía hacia hostiles que uniforman su mediocridad e insignificancia con trajes militares  [cuyas inmerecidas charreteras y condecoraciones sólo sirven para henchir deleznables] ni me agradan majaderos con poder político, esos siempre ocultándose en costosos trajes formales para decirnos que fueron predestinados por una tal Providencia y por ello malogran nuestras vidas»

(Alberto JIMÉNEZ URE)