El sueter

Ron Alphonso

El sueter

La vida esta llena de añoranzas y nostálgias,
recuerdos que nos devuelven a épocas más amables quizá,
a momentos maravillosos en que la vida era solo un transcurrir...
a veces con dificultades, otras con alegrías,
pero siempre tornábamos al hogar que nos acogía
en la sencillez de una sopa caliente
y el compartir de las historias del día a día.

Disfrutar bañando a mis chicas
y enseñarles a patalear hasta regar toda el agua, 
aunque secar no fuera tan divertido como el baño mismo.
Las competencias por ser la campeón de ortografía,
en un concurso regional...
o los enojos por no haber superado, en una décima...
a la rival, en la lucha por la medalla de excelencia.

Ayudar en las tareas de recorte y pegue del momento,
consistentes en recortar figuras de revista
y pegarlas estratégicamente en una cartulina.
Madrugar y trasnochar para cumplir los horarios de la facultad,
cuando se tiene un hijo estudiando medicina,
se debe ser cauto al desechar cualquier hueso,
so pena de botar alguna falange en resecado,
pensando en un otrora suculento hueso de pollo.

Se llega al obligado momento de soledad,
no superado por los tecnológicos sistemas de comunicación actuales.

Nunca un beso, generoso en babitas, por toda la cara
y dulcemente restregado por la bebé de la casa,
será reemplazado por un emoji de genial elaboración.

Entonces acudimos a la memoria emotiva,
un gran porcentaje de humanos dormimos en posición fetal,
a pesar de estar ya entrados en años.
Cuantos no "chuparon dedo" hasta bien avanzados en la secundaria
y muchos en la intimidad de su alcoba
lo hacen aun para poder conciliar el sueño.
Hay abrazos que se extrañan, que nunca sobran
y que al tenerlos, la sobredosis es obligada.

Pero la vida, el destino, nos separa cruelmente
aunque sea con fines de superación para conseguir logros,
de buscar futuros...
entonces, allí en el fondo de nuestra valija,
atesoramos ese viejo sueter de quien mas amamos,
sin importar su estado, sus rotos y hasta manchas de comida,
porque es el relicario mas hermoso
y cuando el universo mueve sus estrellas
el alma se llena de nostalgias,
recordamos nuestro sueter de añoranzas
y lo usamos como la prenda mas cómoda de invierno,
salida de las manos mas hábiles de diseñador parisino
y ese viejo saco, nos abriga no solo el cuerpo sino el alma,
sentímos la energía que quedo enredada en sus raidas mangas
y vuelven los gritos, las sonrisas,
los intentos de ser la nueva estrella del canto,
las promesas de convertirse en el mejor ser humano,
las despedidas obligadas entre lágrimas y emoción
por encontrar vida en los nuevos mundos a recorrer.

Que pase la vida, que llegue la muerte,
pero que contigo mi sueter amigo abrazado me encuentre,
porque será testimonio que el viaje valió la pena,
que hasta el final hubo sentimientos en tus hilos
y siempre me trajiste al alma los recuerdos del intento
por tener una familia y que terminaron un dia
tan solo en la voluntaria generosidad de una hija.

Ron Alphonso
23 de Julio 2019
Dedicado a mi hija Luisa Fernanda

  • Autor: Ron Alphonso (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de agosto de 2019 a las 03:39
  • Comentario del autor sobre el poema: Letras para mi hija en su cumpleaños 38
  • Categoría: Fecha especial
  • Lecturas: 16
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