Llevo el collar de la superstición
tatuado con calor en mi pecho.
Aunque duerma solo, y la piel
se estremezca, frío su sudor invariable,
no me cuesta subir las pendientes
que el sueño me presenta.
Caigo en la red de todas las anacondas.
Su sublime acero elástico y pueril.
Su sombra enérgica mordiendo mis labios.
Sus tetas, orondas y frágiles, duermen
asfixiándome.
La noche donde residen es desértica
y atroz.
Caigo despierto en los volúmenes inconsistentes.
Metódicos dedos que avasallan un número circular
de anillos.
Mi piel lleva el contacto de otras pieles muertas.
No hay fijeza en el corazón que puebla las noches.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 3 de agosto de 2019 a las 02:57
- Categoría: Fantástico
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Anton C. Faya, kavanarudén
Comentarios2
🙂 algo como; catársico
Sí, amiga Hada, en realidad escribo desde muy joven, y siempre hago una mezcla de surrealismo, gótico y género fantástico, pienso. Gracias y recibe un gran abrazo!!
Excelente escrito.
Fantástico y descriptivo.
Me gustó.
Un placer leerte Ben. Un abrazo de mi parte
Kavi
Muchas gracias amigo Kavi, un abrazo fuerte también!
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