Va mi adiós a "Mantequilla"

Gonzalo Ramos Aranda

“Del boxeo, . . . la maravilla.”

Mil novecientos cuarenta,
trece de abril, en la cuenta,
llegó al mundo José Angel
que, para el box, fue un arcángel.

Allá, en Santiago de Cuba,
el mejor, ni cabe duda,
en fiero, rudo deporte,
sobre el ring, lució con porte.

Por suave soltar de manos,
sedosas, sin golpes vanos,
“Mantequilla”, le apodaron,
a la vez lo empoderaron.

Como estilista, de clase
fina, con la que nace
solo uno, en el orbe entero,
esto lo digo, certero.

De cuerdas, larga la milla,
José Angel “Mantequilla”,
piel canela, todo un astro,
por revolución de Castro.

Se vino a México, un día,
aquí, ya se le quería,
pasando a ser mexicano,
el cubano, leal paisano.

En el récord del “Mantecas”,
que adoptamos los aztecas,
ochenta y cuatro peleas,
que me recuerdan a Eneas.

Tarde, arribó al estrellato,
no todo en la vida es grato,
mas, nunca quedó a la orilla,
José Angel “Mantequilla”.

Destrozando a Curtis Cokes,
fue campeón mundial de box,
en peso welter la hazaña,
subir, con guantes, montaña.

Quince exitosas defensas,
todas ellas, harto intensas,
del Consejo, Asociación,
siempre fue su cinturón.

Tan solo siete derrotas
que dejaron almas rotas,
boxístico cruel desliz,
Carlos Monzón, en París.

John Stracey, feo desdoro,
en una Plaza de Toros;
pero, esto muy poco empaña
su, asaz, lograda campaña.

Nápoles, nuestro interfecto,
peleaba, casi, perfecto, 
tersa esgrima fue su mina,
esa que mucho lastima.

Con zurda harto educada,
en cada puño, granada,
se deslizaba en la lona,
como estudiado en Sorbona.

Los pies justos, sobre puntas,
jamás, zapatillas juntas,
pasos de lado bien daba,
entrar, salir, se fajaba.

Setenta y siete victorias,
sus conquistas, muchas glorias,
por nocaut cincuenta y cuatro,
entrenar, el fiel retrato.

De un Nápoles, singular,
que nació para boxear;
la izquierda otra vez alzó,
a tal grado que ingresó.

En el Salón más sagrado,
un Hall puro, consagrado,
aquél, el de Canastota,
Nueva York, fama grandota.

La que encumbra a los gigantes,
a los de hoy, como a los de antes,
por méritos y fajines,
colmando ilusiones, fines.

Amigo bueno, sincero,
un ídolo el caballero,
dueño de “La Regional”,
cantina sensacional.

En el cine incursionó,
con el Santo debutó,
gustó de la batucada,
la salsa mejor tocada.

Ya, falleció “Mantequilla”,
familia del box le chilla,
hoy, se fue con Cuco Conde,
Sulaimán, Angelo Dundee.

Está con “Kid Rapidez”,
su preparador, de diez,
se murió mi “Mantequilla”,
iré a rezarle a La Villa.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 16 de agosto del 2019 
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)

  • Autor: Gonzalo Ramos Aranda (Offline Offline)
  • Publicado: 17 de agosto de 2019 a las 16:46
  • Categoría: Fecha especial
  • Lecturas: 44
  • Usuarios favoritos de este poema: Rafael Escobar
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Comentarios +

Comentarios1

  • Rafael Escobar

    Grande homenaje para un gran campeón.
    Mis felicitaciones poeta. Fraterno saludo.

    • Gonzalo Ramos Aranda

      Mil gracias, Rafael, que bien que le agradó mi poema-semblanza-homenaje para el gran "Mantequilla" Nápoles (QEPD). Saludos afectuosos. Buenas tardes.

      • Rafael Escobar

        Lo conocí personalmente cuando la pelea con Carlos Monzón en Francia, mi padre me llevó. Era gran fanático del Mantequilla Napoles.
        Yo tenía 14 años.

        • Gonzalo Ramos Aranda

          Que maravilla, que bonito recuerdo para Usted, felicidades; para mí, el mejor boxeador que he visto. Vi todas sus peleas, por televisión (blanco y negro) con mi abuelo Gabriel. Soy nacido en 1960. Lo conocí, personalmente, en el año de 1990. Ya estaba muy mal económicamente. Un amigo y yo, le compramos un par de guante que nos autografió. Tengo el izquierdo. Una tragedia, una pena para el mundo boxístico. Ni hablar, así es esto. Saludos afectuosos.

          • Rafael Escobar

            Tenemos la misma edad. Yo nací en 1960 también.
            Tenía 14 años cuando la pelea con Monzón. Mi padre era piloto de American Airlines y me llevó.

            • Gonzalo Ramos Aranda

              ¡Uy!, si, tenemos la misma edad. Que tiempos aquellos. Que dicha la de Usted, que envidia (de la sana y buena). Me imagino que ya le gustaba el box, en esa época. Yo, gracias a mi abuelo, era un \"pequeño fanático\". Ese día, tristísimo, lloré, fue una masacre. Mantequilla jamás debió aceptar esa pelea. La diferencia de peso fue inmensa, las edades, etc. Que gusto en saludarlo e intercambiar estos comentarios, para mí es un placer. Que siempre esté bien. Quedo a la orden.



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