Entrando por aquella caverna ciclópea,
Lentamente, con timidez,
Penetrando hacia lo insondable,
Mientras unos quejidos tímidos y ahogados se escuchan,
Luego el balanceo cadente y parsimonioso de las caderas,
chocando como tambores rituales que suenan alrededor de una fulgurante hoguera en la noche ignota.
Dos cuerpos en la oscuridad se mesen ininterrumpidamente.
La piel se roza y vitaliza, se junta y se transforma y se vuelve a separar;
Los rostros equidistantes mirándose fijamente con el candor en los ojos,
El sudor en la frente; los torsos se abrazan en un instante que será inmarcesible en la memoria
libidinosa del ser.
Por un momento dos se vuelven uno llenando la vacuidad del otro,
Mientras suspiros se escapan y el deseo se diluye en la sangre potenciando el orgasmo
La carne se vuelve una amalgama creando un mismo ser a partir de dos.
- Autor: Fernando Diaz (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de agosto de 2019 a las 16:20
- Categoría: Erótico
- Lecturas: 43
- Usuarios favoritos de este poema: Sami Härkönen, alicia perez hernandez, Marell
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