De aquellos rizos se columpiaban
miles de destellos, reflejaban calma,
cuando las sonrisas tu rostro adornaban,
la misma Afrodita; se hubiese sentido opaca.
Nunca antes mis oídos distinguieron sinfonías,
hasta aquella mañana, que sobre todo te imponías,
hechizabas las flores, que eran testigas de tu paso,
le dabas acento y magia, al amanecer o al ocaso.
Desde entonces decidí, buscar las palabras,
que lograran decir, algunas rimas descabelladas,
para sentir, que a tantos versos algo les faltaba,
al final descubrí; tu belleza todo aquello eclipsaba.
Por fin, me llené de valor, empuñé tintero y pluma,
rogando a los cielos, mi inspiración domine la bruma,
decirle a la rizos de oro, dos o tres verdades en voz alta,
Dios la colmó de gracia, su brillo diamantado encanta.
José Estrada
- Autor: José Estrada (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de agosto de 2019 a las 21:55
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 20
Comentarios1
Precioso tu poema José.Me ha gustado mucho tu bonita descripción poética.Un gran abrazo.
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