A ti, que te vi nacer,
A ti, que te dí el amor,
A ti, a quien dí el calor
Y el objetivo de ser.
A ti, crepúsculo manso
De mis noches y mis sueños.
A ti, magnífico dueño
De mis luces y mi canto.
A ti, hermoso adalid
De lo bueno que ambiciono.
A ti, mi dueño y mi encono:
A ti siempre, siempre a ti.
Grande te veo erigido
Entre mis musas y enseñas.
Gloriosamente desdeñas
Las desdichas que no canto.
Admiro en ti el sacrosanto
Placer de sentirte humilde.
Admiro tu grata tilde
Ante lo santo en tu canto.
Ese canto que es tu vida:
Ese, tu grandioso encanto:
Ese, tu gallardo vuelo:
Ese, tu ser de Lepanto.
Eres, lo que quise ser:
Eres, mejor y más santo:
Doy gracias mil al Señor
Cada vez que me levanto.
Te lego lo que no tengo.
Te lego lo que ambiciono.
Te lego amor...te hago dueño
De lo dulce de mi llanto.
Esas lágrimas que otrora
Viste en mis pupilas tristes
Ante la injusticia toda,
Ante lo bello...es mi canto.
Canto por mi compañera,
Canto por tu igual en canto,
Canto por las decisiones
Que motivaron mi llanto.
Canto al corazón partido:
A los kilómetros canto:
Al dolor de la existencia
Lejos de mi patrio encanto.
Las decisiones tomadas
Siempre me dolieron tanto...
Más fue un placer el formarte
A ti, y a mi otro encanto.
Comentarios1
Preciosos octosilabos. Un placer saludarte y un fuerte abrazo desde España
Gracias por honrarme con tus letras. Un fuerte abrazo de regreso desde México.
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