Una llama de roble se apaga,
ejército de glóbulos se fugan y asesinan su alma,
sus pupilas,
par de estrellas que brillan,
clavan su mirada cobarde y afligida
temerosa a la penumbra infinita.
Allí, allí yace mi abuelito, perplejo en una cama,
un árbol se pudre lo carcomen sus pesares,
su tronco carnoso desecha frutos fatales,
y sus fétidos olores aromatizan las fosas nasales.
Gestos tristes de hipocresía acompañan su partida,
crueles que abandonaron su travesía.
El viento de la vida sacude al navío,
que huele a tabaco de Raymundo consumido,
ráfaga a ráfaga le arranca el velero,
y yo, un nieto llorando me consuelo.
Su último suspiro lo testifico en grosería y en él buenos días,
el vaivén de la hamaca está vacío,
el ser de mi viejo ha desaparecido,
pero un día glorioso iré contigo,
a saludarte,
allá..
en el sueño desconocido.
Ladridos leales cantan al cielo,
y su Amada…
lo extraña con deseo.
Miércoles 07/Agosto/2019
- Autor: Gibran (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de agosto de 2019 a las 00:05
- Comentario del autor sobre el poema: Con dedicación a mi abuelito Mundo.
- Categoría: Familia
- Lecturas: 78
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
Comentarios3
Imposible no recordar a mi abuela con esto, gracias.
el vaivén de la hamaca está vacío,
el ser de mi viejo ha desaparecido,
pero un día glorioso iré contigo,
a saludarte,
allá..
en el sueño desconocido.
Ladridos leales cantan al cielo,
y su Amada…
lo extraña con deseo.
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UN GRAN ABRAZO CON MUCHO RESPETO ES LO QUE MERECE TUS SENTIDOS VERSOS.
De lo que he leído hasta esta hora el día de hoy es lo que me ha llamado la atención. Gracias por compartir tus letras.
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