Una vida difícil después de la muerte.

Atenea Heredia

 

Me encuentro en un tribunal, 

No se donde carajos estaré en un par de días más,

Pero me arde, y también entiendo, 

Que me place,

Al final de cuentas esto me es, deseable.

 

Si es por ti, apuesto mi libertad,

Y que pase lo que pase.

Te aguardo en un rincón de mi mente,

Y me uno al desastre.

 

No te aplaudo la circunstancia pero en esta,

Te veo loable,

Diosa aclamada de mis más profundos rezos.

De esta, si salgo,

Acudo por completo a mi destierro.

 

Intento no forjar ningún auge de sentimiento,

Pero esos ojos tuyos que me miran tan particularmente 

Me hacen amarte, y luego sentir todo funesto.

Esa atención tuya, 

Que a lo lejos solo grita “lo lamento”,

Me hace esclava, de todo lo que por ti siento.

 

Apiádate de mi,

Que hoy, después de todo, ya soy silencio.

Y por favor...

¡Huye pronto ya de mi!

Que me agoto por tus dulces labios,

Y tú boca de tanta experiencia.

Si te imploro una vez más,

Solo tenme paciencia,

Que espero saber olvidarte

O por lo menos disimularlo con mejor ciencia.

 

 

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  • Autor: Atenea Heredia (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 3 de septiembre de 2019 a las 22:51
  • Comentario del autor sobre el poema: Una vez escribir en un poema, “jamás tú mujer seré nombrada” y hoy lo recordé mientras escribía estos versos. Sé que pues lo citado ya va cumpliendo lo acordado, pero aunque parezca que si quisiese ser llamada tuya, muy por dentro siento que no lo quiero, y más que anhelarlo, no lo admito ¿por que será? Yo se porque, y tú lo sabes también, pero no hay porque aclarar.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 24
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