Espinas que nos rodean el cuerpo;
dolores de aguja gruesa.
Tú en la colina, clara y lejana;
mis manos no alcanzan, rotas yacen.
Un veneno lento me cubre,
rojas grietas que apabullan al corazón;
algo suena mal, algo suena a roto.
Nudos, enquistaciones, lodos... atascan la voluntad,
y no queriendo salir, se esparcen con silencio entre las bocas.
Ni puedo ni sé controlar este fuego,
esta huella invisible que se va expandiendo.
Parece una llama triste,
el miedo a la esquina de una cornisa.
- Autor: Moliner Vallés (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de septiembre de 2019 a las 05:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 32
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