Alguien se dejó las llaves
en un profundo lugar remoto
donde el corazón asistía, a su
propio desmembramiento crepuscular.
No me encuentro entre estas ruinas.
Hay círculos de árboles producidos
por las lluvias, un sinfín de temblores
terrestres, que acucian a los lugareños.
Pero yo sigo intentándolo: encontrarme.
Confirmo que las nubes ni siquiera, son iguales.
Que el cielo ha cambiado de luminosidad.
El pan, la dicha, el deseo de aventura, todo,
ha cambiado. Y, entre estas ruinas, no me
encuentro.
Quiero huir. Mis piernas aún son veloces.
Pueden resistir miles de lluvias caídas
desde lejos. Yo sólo quiero huir.
Mi vida, esa fronda inútil. Cabellos
flamígeros, y estupendos dédalos sin fin.
Laberintos superfluos donde me escondo
de una realidad impermeable a la crítica.
Lluvia fina para amenizar el calvario.
Trompetas del juicio final, sangre de
pésimo aspecto. Líquenes y murmullos.
Avenidas silenciosas y muros por derribar.
La chica que inventó el salmo, la que
recuperó la sinagoga hundida en el cieno,
debería estar aquí, ahora, junto a mí.
Pero, en su lugar, persiste el silencio.
Sí: encontrarme. Dónde resido? En qué
canción única mi corazón se desborda
de plena juventud y tristeza? Encontrarme:
sí.
Perros y sus huellas. Me sigue la luna.
Aunque esté mal decirlo, el infierno
ha llegado demasiado pronto.
En qué boca, ya perdida, mi corazón
oculta sus sentimientos, y en qué flores
meto yo mi anatomía de rayos?
Huir, huir, de mí, de vosotros: lejos.
Cuando las flores, cansadas de sus absortos
abolengos, de sus reverenciadas raíces,
tengan qué decirme, entonces, volveré,
lo juro.
Encontrarme, sí: en las alas de un pájaro
infinito, cuando el aire perfuma las últimas
gotas del estío. Mientras los escombros
hacen su depósito de huesos, y en sus marmitas,
acogen finalmente al cuerpo libre de espantos.
Profundamente duerme, quién halló
el esplendor en el barro, la luz, en
el fango. Profundamente.
©
Comentarios1
Un placer conocer sus letras...
Gracias por compartir...
Saludos
Rav
Muchas gracias Ravniko, un saludo cordial!
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