Mi estrecho asedio te dará sus frutos.
Derramaba sus mieles en una pugna a vida o muerte.
Héctor, en defensa de su Ilión, se derretía de tanto sol como entraba por sus ventanas.
Aquiles, que lo tenía acorralado, se arrodilló ante su abrevadero hasta empancinarse de miel.
Héctor casi yacía contra el muro rocoso de su muralla, Aquiles esmeraba su sedienta lengua.
Héctor, de excelsa belleza, era hoja trémula y vencida que se afanaba con fruición.
Aquiles, mirando hacia el olimpo, no hallaba saciedad ante tanto mar desbordante.
No hubo vencedores, ni vencidos. No hubo quimeras ni petroglifos, ni hidras ni basiliscos.
Fue una batalla a amor o muerte, a placer o a inmortalidad, a mito o a realidad.
Los Dioses desde sus poltronas mezclaban la golosina con la abundosa ambrosía.
La fiesta en el Olimpo era un primor, Ganímedes era un no parar escanciando alegría.
Hector, ya exhausto de tanto derramarse, pidió clemencia tras desmadrar sus colmenas.
Aquiles, con sus exánimes papilas, se ofrece lecho al cuerpo inerte de Héctor.
Aquiles, sabiéndose breve y eterno, deposita la muerte sobre su cuádriga y parte
hacia sus aposentos.
Héctor, en su grito que es preludio del mito, cuenta a su pueblo la desgracia.
Príamo, su padre, que persigue el cuerpo, sabe de la gloria del hijo, efímera e inútil.
El placer y la muerte que lleva consigo han merecido todo su calvario.
Aquiles ha cumplido su misión, ha gozado de las mieles que crían de las curvaturas
de la tentación.
Aquiles ha testado en su lengua el vértigo y la convulsión que un seísmo sabe pronunciar.
Héctor ha yacido ante Zéus con el rictus de placer del que se ha vaciado de todo su blancor.
Aquiles vengó a Patroclo, nadó en un lago de dicha que atraviesa el pasar de los siglos.
Al amor de las batallas mullamos con pasión un campo de pluma.
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de septiembre de 2019 a las 16:03
- Comentario del autor sobre el poema: Recordando a Góngora y aderezándolo con chile...
- Categoría: Amor
- Lecturas: 29
- Usuarios favoritos de este poema: Anton C. Faya
Comentarios3
Aquiles vengó a Patroclo, nadó en un lago de dicha que atraviesa el pasar de los siglos.
Saludos Albertín
Otro para ti Tokki.
Gracias
La guerra de los justos que dio paso a los hipocritas....
Gracias por tu visita Antón. Si me explicas tu comentario te lo agradecería.
Un abrazo amigo.
La lucha de Hector y Aquiles fue , a mi modo de ver, el principio del fin de Troya, un oasis para la decadente cultura Griega...
En eso estaba pensando Alberto...
Disculpa si te sono altisonante, debi guardarme la opinion... Muy buen poema por cierto...
No te guardes tus opiniones por favor. Incluso te agradecería, si así lo piensas, una crítica constructiva con alabanzas, en su caso, y sobre todo con sus mellas, que seguro las tiene porque no soy perfecto en mi quehacer poético.
Diría en general que en este portal sobran las alabanzas, lo que está bien y animan a seguir, sinceras o no,
y faltan la franqueza y el atrevimiento de exponer los defectos, que a los orgullosos molestaría y a los que somos autocríticos y con aspiraciones de mejora nos convendría y agradeceríamos.
Larga vida a Troya.
Amén.
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