Llevaba un alma anhelante.
Un alma suplicante, vagabunda.
Herida. Cada noche, paseaba
su alma moribunda, un cuerpo
apenas, por las verjas doradas del
día. Desconocía aún las presas fáciles
del águila, los lamentos del alma sujeta
a su corporal peso. Lamentaba a su vez,
las noches perdidas, las interiores mañanas,
los cielos azules más escasos, las marañas
de besos que a otros pertenecían. Llevaba
un alma errante, profética, de tenues manos
amarillas, los labios, siempre abiertos
a la vida.
©
Comentarios2
Estas letras me han tocado el alma... Simplemente geniales.
Saludos cordiales
Ya me contento si te tocó la fibra sensible. Un gran abrazo Winda, y gracias por tu participación en mi espacio!!
Cada noche, paseaba su alma moribunda,...
Estando quieto, también fluye.
Un abrazo poeta
Bueno, si te gustó me alegra; gracias Toqui, saludos!!
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.