Bastó una mirada sin letras, sin propósitos ni declaraciones.
Bastó la ausencia de palabras y el nacer de una sonrisa.
Bastó el placer, bastó la brisa, bastó su cabello y su deslizar rítmico; mi codicia.
Bastó la ira de sentirme grande, bastó la realidad de verle pequeña,
Bastó la vida para darme cuenta que no todo es como se anhela.
Bastó la incertidumbre, su presagio, bastó la culpa de verle nadar intacta
en un mar lleno de propuestas, un mar de experiencias sin contrarios.
Bastó mirarla y sentirme poseído, bastó un minuto para darme cuenta
que ante mí se elevaba un sueño, uno que anhelo y no persigo.
¡INJUSTA LA VIDA Y SU TARDANZA! ¡INJUSTOS LOS MINUTOS TARDÍOS!
Injusto todo, injusta mis ansias que gritan sin poder tocarla, Injusta mis caricias vacías,
caricias que hoy ella no conoce solo porque no las ha vivido.
Bastó la vida, sus artimañas, los malditos minutos vencidos,
Bastó una realidad tácita y abrupta para regalarme el sabor de una ilusión
que nació sin logros, sin victorias, sin fuerzas suficientes para convertir
ideas del presente en futuros logros de un pasado.
Bastó ver su inocencia para darme cuenta que mis besos no conquistarán los suyos,
Que su mundo jamás se alineará con el mío, por ningún motivo.
Bastó una mirada sin letras, sin propósitos ni declaraciones.
Bastó que sonriera sin pretextos para sentirme una vez mas
dueño de mis sueños, de los días, dueño de algo que jamás he tenido.
- Autor: Eric Rancol González ( Offline)
- Publicado: 24 de septiembre de 2019 a las 11:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 27
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