Llegué de lejos, muy lejos, de una isla del Mar Caribe, por donde la lluvia cae continuamente. Dejé mi tierra, mi gente, quería saber si era capaz de hacerme, de entregar mi tiempo. Todo eran dudas, algo de miedo también. Pero la vida fue generosa y nos abrió puertas en cada sonrisa, en cada gesto, en cada amanecer. El tiempo puso las cosas en su sitio. Deje de pensar, de sentir. Ésta tierra y sus montañas tomaron mi alma, mi alma fue acariciada dulcemente. Mano a mano en un caluroso abrazo. Todo se hizo más grande, el cielo se hizo más grande, más grande el amor. Ahora, que podemos regresar a nuestra isla, tomo la palabra, te digo, que en mi corazón no cabe el olvido de mi tierra. No, esto no es un adiós, tan solo un no quiero. Y aquí seguimos
- Autor: Jade (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de octubre de 2019 a las 21:50
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: Jorge Horacio Richino, Yamila Valenzuela, alicia perez hernandez, kavanarudén, Zapalandia
Comentarios2
Muy bello tu escrito, donde muestras que uno suele pertenecer al lugar que -por una u otra razón- compra tus sentimientos y lo sientes como tu lugar en el mundo; y genealmente eso suele ser definitivo!
Un fuerte abrazo!!!
Hermoso.
Yo también dejé mi tierra hace muchos años 23 en total. Mucho temor por el por venir, por lo desconocido, pero ahora doy gracias por todo lo que he vivido. Por eso entiendo profundamente tu sentir.
Hermoso.
Un abrazo de mi parte
Kavi
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