Sepultaste tus besos en mi clavícula, a sus alrededores.
La oxitócina se libró cual fiera y se sació de claros prohibidos.
Se desató la guerra entre pieles.
Estrógeno y progesterona se anidaron sobre la rosa.
No fuimos mar, luz y aire, como aúllan algunos poemas.
Nos volvimos la explosión, Muhammad y Joe aquella noche del 75, transformando puñetazos en caricias.
El tiempo no deseaba detenerse,
persistía en que las masas explorarán el cielo.
Sintiendo sin prisa, corrientes enchufadas al deleite.
- Autor: Nohelia Menjivar ( Offline)
- Publicado: 1 de octubre de 2019 a las 23:17
- Categoría: Erótico
- Lecturas: 31
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