Dejad que los niños se acerquen a los que odian.

Una mañana de otoño en los primeros días del inicio del curso escolar , tres jardineros   del taller de empleo de Vall d´Uixó  , tenían que ir a un colegio de primaria  para enseñar a plantar en un pequeño jardín del patio de este colegio a un grupo de niños. Uno de estos jardineros que debía  ir  ,era un verdadero desdichado . La prensa hacía siete años que   se había encarnizado  con él,  acusándole de delitos muy graves por las publicaciones de unas  sátiras esperpénticas que empezó a editar cuando se quedó en el desempleo  con la crisis del 2008, convirtiéndolo la prensa , no en un artistas como pretendía, sino  en un endemoniado desalmado que merecía que todo el mundo le escupiera en la cara. Eso lo consiguieron sin mucho esfuerzo y con poco arte   . La  justicia , tampoco disimuló,   y  lo acusó de ser  un  criminal que difundía el odio a través de sus sátiras y esperpentos  entre las buenas gentes pensantes, especialmente los liberales, siendo por ello merecedor de  las más elevadas condenas imaginadas para este tipo de delitos.  Todo esta situación  de estética   medieval, había ocurrido hacia casi una década. Hacía tanto tiempo, que alumnos de primaria ni siquiera habían nacido, y el país había cambiado tanto que verdaderos liberales ya no existían,  lo más parecido eran los socialistas que antes eran de marxistas.

Cuando le anunciaron entre las tareas del día que él sería uno de los  tres que irían al colegio a enseñar como se plantaba, intentó cambiar ese servicio por otro, ya que los niños no le gustaban, y prefería estar siempre  solo en algún jardín desbrozando.

Pero al final era una orden y tuvo que ir.

Al llegar la patio del colegio los niños salieron del aula , y mientras descargaban la furgoneta los jardineros , los profesores les pedían que prestarán atención a los jardineros que iban a empezar a enseñarles como plantar.

Sin darse cuenta, empezó a contarles lo que tenían que  hacer los niños. Primero colocar unos puñados de bolas  arcilla en el fondo de la jardinera. Estas servirían   para mantener la porosidad  y el agua filtrara , luego colocar el sustrato, hacer un hoyo unos centímetros más grande  que el cepellón de la planta, les mostró que era cepellón, como se sacaba de la maceta, y finalmente antes de regar, poner abono, en este caso humus de lombriz. Los niños, estaban entusiasmados con la experiencia de plantar  y estar fuera de clase al aire libre.  coreaban su nombre con una inocencia que la sociedad no había tenido con él. . Al terminar  de colocar las últimas plantas los niños , los jardineros  tenían que recoger para irse. Entonces él  miró la escena enternecido  viéndose  rodeado de niños. Pensó perplejo  que   dentro de muy poco se enfrentaría a un juicio por delitos de odio con penas de prisión  tan elevadas como las de asesinato, y ahora estaba ante las criaturas más inocentes del mundo plantando arbustos con ellos en el jardín del patio de un colegio. Con una de sus compañeras, que era una verdadera amiga y conocía todo su asunto,  cruzó su mirada. Ella  debió adivinar   en que estaba pensando   cuando llegó hasta él con un capazo lleno de herramientas y sacos vacíos.  Se acercó a él, y le colocó la mano en el hombro con dulzura, porque en el mundo también existe el amor y la inocencia.

Bienaventurados sean los que son acusados de odiar, porque ellos entraran en el cielo los primeros.

Angelillo de Uixó. Dedicado a Cristina.