Levantamos nuestro castillo piedra a piedra
tallando cada una de ellas
con esfuerzo y con sangre,
fuimos izando los muros,
uniendo las losas
con la argamasa del sudor y la rabia.
Alzamos almenas
y apuntamos sus torres contra el cielo,
excavamos el foso,
y tendimos un puente levadizo
tras las rejas de hierro y el portazgo.
Llenamos sus bodegas,
surtimos las despensas
contra los malos tiempos,
excavamos pozos para escanciar el agua,
poblamos sus corrales
y sembramos los campos adyacentes
de olivos y trigales.
Pero cayó la noche,
la cena fue copiosa y rica en libaciones
y nos rindió Dionisio
mientras Eros dormía
y Marte templaba las espadas.
Hoy amanece el cielo enrojecido,
los campos arrasados
y el recinto sitiado e incendiado
a duras penas soporta los embates.
De nada sirven las murallas
si no hay hombres capaces de guardarlas,
de arrojar aceite hirviendo a los felones,
de oscurecer el cielo con sus flechas,
de atravesar a los secuaces con sus lanzas.
!Salgamos en mesnada
a defender el pan de nuestros hijos
la luz de nuestras vidas
la paz de nuestros viejos!
¡Limpiemos la tierra de basura,
al mundo, de hienas sanguinarias
y cubramos de sal sus cubiles
sus escaños, sus tronos y sus bancos
y en la torre del homenaje,
colguemos sus banderas y estandartes
junto al pellejo de sus generales!
- Autor: Jose Luis Posa Lozano ( Offline)
- Publicado: 9 de octubre de 2019 a las 12:18
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 12
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.