ANOMALIA

susoermida

 

Cuando mi memoria abre sus habitaciones

se parten en innumerables trozos

y mis domicilios tienen la cadencia

del paseo olvidado y de las avenidas tristes,

aquellas que no tienen fuentes

ni recuerdan nada.

Y tienen farolas con luz negra.

Y huellas de trenes sin raíles.

Sin estaciones.

Sin consigna de bultos,

de maletas con árboles como dientes

olvidados y sin remite.

Hay pasos moribundos

en los paseos de los trapos que conservo.

Me paro a escribir en cualquier sitio,

tanto me da una glorieta

como el asiento de un cagadero

la esquina de una casa de putas

o la indiferencia de una iglesia cerrada.

 

A veces acabo en un mostrador

lleno de ángeles sin alas

delante de un vaso que no me cuenta nada

pero me pone los naranjos en flor.

Trago el momento acuoso

detrás del vidrio donde veo mis dedos

desmadrados, gordos, explosivos.

Y me voy a casa dando pasos como escamas confundidas.

Siempre se me hace largo el camino

y paro en capillas para comprar un poco de mi cielo.

Al final llego sin nombre y con una servilleta en mis bolsillos

con anotaciones

de cosas que son huesos y jinetes olvidados.

Cosas que después me sorprenden

y pienso si no se las habré robado a alguien.

Y sigo volando, sin alas,

esperando la lLuvia que conforme este invierno.

Me cuesta subir las escaleras pero llego.

También llegue hasta aquí y no se como.

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Comentarios +

Comentarios1

  • Gustavo Echegaray

    Genial poema. Saludos

    • susoermida

      Gracias Gustavo, desde Galicia un abrazo.



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