¡Esta noche, me duele la amargura del hombre con sus manos extendidas y su alma hecha pedazos!
Si vamos por los senderos de la vida renunciando a nuestros sueños. Esta será solo una sombra pálida y mísera.
A pesar de las cadenas que nos atan y el ostracismo elegido, hemos de despertar a la mitad del camino.
Se ha de tejer de dulces melodías las amargas frivolidades, y de rosas florecientes, el cruel desprecio. Pintar de vivos colores nuestra tristeza y de pétalos dorados las lágrimas que deslizan las mejillas.
De una alegría, por nimia que sea, un castillo ha de hacerse de ella.
Hallemos en la aureola de nuestros cataclismos, la senda que se abre a nuevos sueños. No dejemos, que la soga de la desidia los ahogue y las cadenas que nos atan, rompan el alma.
¡Limpiemos el dolor de nuestro pasado y enarbolemos el corazón ensangrentado!
Que la tinta iridiscente que fluye en las venas, y las ataduras que de nuestros labios brotan, vivifique en refulgente gota.
Impongamos la creación del alma, al látigo que nos azota.
* Imagen tomada del muro de Islam Gamal.
Luz Marina Méndez Carrillo/14062019/Derechos de autor reservados.
- Autor: VITRALES DEL ALMA ( Offline)
- Publicado: 13 de octubre de 2019 a las 22:33
- Categoría: Triste
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Fernando?, Zapalandia
Comentarios1
Brillante desde la primera frase.
Fernando, gratifica que te guste mi trabajo. Gracias por tu valoración. Saludos.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.