El Lago

Alberto Escobar

 

Me pongo nerviosa tranquilamente
porque soy transparente
con tanta atención me distraigo
y tan de repente
que sin moverme me desplazo
y sin querer voy deseando
la raquítica suerte
de no buscarte ya nunca
y de querer encontrarte siempre.
Ajo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


El amanecer me atrae al lago.
Salgo por la sombría puerta de la cabaña cuando el Sol apenas asoma.
El frescor revitalizante de la mañana me repele y atrae al tiempo,
deseo hundir los pies en el hilo de agua a la orilla del lago, un agua
que nace fría de su piélago y caliente del rayo que principia sobre la arena.
Extiendo hacia mi interior la verde superficie uniforme y undosa para ganar
la inmensidad que el lago representa; dispóngome a sustraer la barquita
de su prolongado sueño, en el trastero de atrás, hasta meterme de lleno
en sus cuadernas y surcar las aguas, que parecen en espera.
Un cadencioso paleteo me va ahondando en lontananza, el lago, herido
de insistencia, no aparenta quejarse ante el instigar afanoso sobre su lomo.
Me pregunto, pronunciando la vista sobre las aguas, qué tesoros albergará
el invisible mundo que yace bajo la superficie.
De repente, en la molicie del pensamiento, una adragonada criatura
que se debate sobre el casco disputa su gravedad contra el deseo
de compañía; su desconocimiento me sume en una impulsiva angustia
que crispa de inquietud mi rostro.
La miro de frente, es una más de tantas criaturas que procuran subsistencia
allende las aguas; no es ningún monstruo que deba alentar mis recelos.
Es una criatura que ha saltado de la oscuridad de mis lagos para facturarme
su existencia, pretende ser trascendida tras ser mirada de hito en hito, 
a los ojos, por mí.
Sé que transcurro, que me deslizo sobre un lago de ignorancia del que surgirá
si lo invoco todo fantasma que haya sido indebidamente ignorado; sé que la
barquita en la que yago es de nuez, de una vigorosa fragilidad húmeda de
quimeras, mas se basta para la travesía.

Si naufraga me espera leña en la leñera para conjurar la derrota
y aparejar otra barca.

Ver métrica de este poema
  • Autor: Albertín (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 17 de octubre de 2019 a las 14:40
  • Comentario del autor sobre el poema: De la ignorancia sobre la que construimos nuestra realidad.
  • Categoría: Espiritual
  • Lecturas: 21
  • Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela, Anton C. Faya
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Comentarios +

Comentarios2

  • Anton C. Faya

    Excelente Alberto...Muy bien llevado, no es nada facil lograrlo como lo has hecho...

    • Alberto Escobar

      Me quedo con tus palabras y gracias por acercarte por aquí Antón.

    • Carlos Eduardo

      Complicaciones de un fantasma

      Un abrazo Albertín

      • Alberto Escobar

        Tú que me lees siempre Toqui, te pregunto si soy capaz de transmitir la idea que pretendo a través de esta especie de alegoría que he intentado en esta ocasión. Esta duda me surge también a tenor de tus comentarios, porque ya que eres el lector más fiel que tengo me gustaría explicarte, si no he sido capaz de llegar a ti. A partir de ahora, si te surge alguna duda de lo que escribo, te agradecería que me preguntaras.

        • Carlos Eduardo

          Mi amigo: Te leo porque eres bueno, diferente y sorprendes; generalmente explicas lo que escribes como en este caso, yo intento sacar una nota más en la melodía de tus escritos; osadía mía.

          • Alberto Escobar

            Me alegro. Me gusta que en mis escritos haya alguna lectura más de la aparente, por darle un toque quizás más literario, pero también me gustaría que se me entendiera. Vivo en ese dilema: no me gusta ser simple pero tampoco me gusta alejarme del lector, a fin de cuentas todos escribimos para comunicarnos.



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