En aquel vaso
dejaste tu sonrisa,
con un mensaje.
Quedaron besos,
callados y en silencio,
como reliquias.
Nacieron versos
mezclados con ginebra
y con refrescos.
Sentí tus labios,
llegar en un instante
hasta el cristal.
También tus ojos,
los vi, mirando lejos,
en la distancia.
Tal vez pensabas,
buscabas las palabras,
la inspiración.
Casi, sin prisa,
tomaste un cigarrillo
y lo encendiste.
Soltaste el humo,
trazando algún dibujo
en el salón.
Quise atraparlo,
guardarlo en mi retina
pero era un sueño.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/09/19
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 20 de octubre de 2019 a las 07:42
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela
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