En un retrato, muy viejo,
te encontré querida abuela,
con tu figura delgada
y sentada en unas piedras,
yo no tenía recuerdos
de tu figura señera,
y tan solo alimentaba
unas brumas y tinieblas,
en las mismas te veía
en la cama y algo enferma
entregándome un cuaderno
y el Catón y la libreta,
porque tú fuiste la musa,
de una manera indirecta,
que yo aprendiera a soñar
y que lo hiciera en las letras...
Dicen que lloran los niños
y que se cansan y enferman,
al impedirles jugar
para aprender las respuestas,
y es que su vida da paso
a un carrusel de secuencias,
con las etapas tan breves
de cumpleaños en fechas,
y así se olvidan los rostros
de las abuelas aquellas,
que con sus dedos marcaban,
en el Catón, a las letras...
"...Era un retrato muy viejo,
y no una imagen cualquiera,
porque en el mismo tú estabas,
y sentí que eras mi abuela..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/09/19
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 22 de octubre de 2019 a las 07:09
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 27
- Usuarios favoritos de este poema: Rafael Perez Ortola, alicia perez hernandez, Yamila Valenzuela
Comentarios2
Entrañables sensaciones por los adentros de la familia.
Saludos.
Cuanta ternura.
Son sensaciones que dejan una agradable marca de por vida.
Apapacho querido Rafael.
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