Eres bella, más que nada,
por el sol que te nace en la mirada,
estás tan acostumbrada a dar y ser de luz,
que cuando pasas, ni te enteras
de la oscuridad que matas.
Tan hermosa como el río de cristal
que te brota a carcajadas cuando ríes,
como el manantial de tu sonrisa de agua clara,
tan acostumbrada a la felicidad de ser tu misma,
que la nostalgia, si te intuye, se da por vencida.
Bonita como el calor de mil playas de verano,
como el atardecer convicto en tus pieles de mayo,
con esa forma tuya, tan hecha a la ternura,
tan hecha a la pasión, capaz de evaporar el tedio,
con la fuerza de tu oleaje y tus mareas.
Más guapa y elegante que una sirena,
tan sagaz y paciente como una esfinge,
con las alas de Pegaso que les crecen a tus brazos,
con esa libertad tan silvestre, tan de ti, tan tuya,
que disuelve mis cadenas si me das la mano.
Eres lo más bello que he visto,
sobre todo, por ser mujer hasta las puntas,
por ser ternura, por ser pasión, por ser sirena,
por ser de luz, por ser el mar y la tormenta,
por ser la Madre de los sueños de este amor…
- Autor: Aleph67 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de octubre de 2019 a las 17:57
- Categoría: Amor
- Lecturas: 52
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela
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