Ella tenía tanto miedo de las historias,
Que al final terminó
siendo una de esas historias,
de esos amores de verano...
De los que luego daban origen
a historias de celos en su imaginación...
Logré unos cuantos instantes
hacerla sentir querida,
eso me dijo unas cuantas veces...
Esa había sido mi incapacidad,
El no hacerle sentir lo que plasmaba en cada respiro
y en cada latir,
¿pero como hacerlo?
si aún sigo aprendiendo como querer y amar....
Por ello las historias en su cabeza
Terminaron por hacerla
Parte de una historia que cruzó un rato con la mía.
Por mi parte
Había sepultado a mi viejo yo,
Con todas esas flores ya marchitas
Que alguna vez regale
Como no quería que tratarla igual,
le escribí los poemas que nacían
en cada uno de los momentos
Que solloce en sus pechos.
Sí, ella había revivido al poeta muerto,
Lo había revivido con su paciencia,
su amor y cariño.
Una vez que revivío,
Debió quedarse con el papel de amigo,
y no convertirla en su musa.
Pero no se manda en el corazón,
ella tenía algo especial
en sus ojos y en su risa,
y en esa paciencia.
Y fue mi musa,
y ahora escribo para ella
las últimas letras
en otro lago más limpio
en donde renací.
Y la quiero y sé que comenzaba a armarla,
Al menos lo hacía con cada respiró
Que tal vez no era mucho,
No era mucho porque el soplo de vida
la había yo recobrado en sus ojos
y en sus alitas incesantes.
Y se que al poner este último punto,
no dejaré de sentir...
Porque la quiero y comenzaba a armarla.
¿Pero que poeta sería?,
Si dejara de sentir y escribír.
Porque ahora mismo siento.
- Autor: Pablo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de octubre de 2019 a las 19:55
- Categoría: Triste
- Lecturas: 58
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
Comentarios1
INTERESANTE PASAR POR TU PROSA.
SALUDOS POETA
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