Ya se marchan las nubes
con el viento y el frío,
y se van muy despacio
por el cielo infinito,
allá van mis canciones
y susurros de niño,
y también muchos sueños
y hasta algunos suspiros
pero queda el silencio
y el murmullo del río,
y también las guirnaldas
con su faro encendido,
corazones de piedra,
pedernales sin brío,
y la sangre buscando
aquel labio perdido...
Se quedaron temblando
los remansos y lirios,
soportando la brisa
y los años vencidos,
y quedaron plagados
de recuerdos sencillos,
con abrazos y besos
de los cuerpos queridos,
y pasaron los años
y medraron los tilos
aguantando galernas
que doblaban los pinos,
pero el tronco del roble
era fuerte y bravío,
como el hombre del pueblo
que se enfrenta al destino...
"...Y al final, es la vida,
se responde a sí mismo,
todo aquello que pasa
y que siente consigo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/10/19
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 6 de noviembre de 2019 a las 07:01
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.