En el laberinto de mi cráneo,
las paredes azulísimas,
traslúcidas confunden
el piso granulado
con las nubes
de enterísima blancura.
No percibo puertas
pero escucho pasos,
llaman desde el muro,
a un paso de la esquina.
Todo es tan real,
la niña tiene mi rostro,
se ha precipitado pues sabe
que no se salva.
Estoy en el pasillo de caracol,
no ha sido fortuito
nada he movido
no he cambiado a nadie.
Todos somos una invención
escrupulosamente desequilibrada
ante científicos.
Del Cuaderno de la herborista, Editions Hoy no he visto el paraíso, 2012
- Autor: Margarita García Alonso ( Offline)
- Publicado: 12 de noviembre de 2019 a las 08:24
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 21
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