Yo soy quien vio al hombre adocenado,
que tiraba su vida en una vasija,
y supo del dolor estando embriagado,
cayendo a la vez por una hendija.
Fui yo, quién conoció a la tímida chica
que se escondía, pero dejaba su fragancia,
y el padre de la iglesia me platica,
que ha sido así desde su infancia.
Absorbía todo como la esponja,
y yo anhelaba darle un jazmín,
intenté hacerlo con una lisonja,
pero no resultó y me fui.
Era yo aquel, que vivió esa niñez,
el que aprendió de los adultos,
y el sonoro canto de su vejez,
disfrutaba en tonos agudos.
Así fue lo grandioso del otoño,
ropa ligera y lo fresca posible,
chicas haciéndose un moño,
verlas así era increíble.
El tiempo fue tan rápido
Jamás regresaré lo sé,
pero todo he comprendido,
lo feliz que fui en ese nido,
en mi corazón siempre lo tendré.
- Autor: Harley Ezel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de noviembre de 2019 a las 12:30
- Categoría: Fábula
- Lecturas: 61
- Usuarios favoritos de este poema: Ma. Gloria Carreón Zapata.
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