NOSTALGIA DE UN PASADO BORROSO

anzuna


AVISO DE AUSENCIA DE anzuna
Si no estoy, es que me fui a visitar el otro mundo y como todo poeta estoy esperando la resurrección de mis versos en sus oídos.

Hay unas huellas en mi camino incierto

unas huellas descalzas que me guían

hacia un mundo que yo creía muerto

y que revive a través de mi agonía


Resuenan como yendo hacia el futuro

y borran tras de sí todo misterio

toda carne que se pudre entre los muros

del fúnebre portal del cementerio


El rumor que acaricia los portales

es mi pasado recordado en blanco y negro,

abismado confín allá en mi pueblo

escenas ahogadas, fotos falsas

y el laurel viejo en la casa de mi padre

ya no resucita su sombra fresca


Y mi pueblo ya no existe en ningún mapa

a como era antes de marcharme

el mapa era yo mismo y lo llevaba adentro

Con mi partida te borraste Chichigalpa

Hace ya tiempo que tú ya estabas muerta

y hoy te suplanta una figura extraña


Ahora que he venido de nuevo a verte

bajo la sombra fresca del ciprés que sembró mi padre

en esa casona de dos plantas que todavía existe

en donde el viento mece las hojas pálidas

con ese aire fresco del mes de abril

y con la esfera rojiza del Sol de Occidente

destilando chorros de calor sobre mi frente


 ¡Cuánta nostalgia conmueve hoy mi alma!

aflorando los recuerdos de ese ayer moribundo

que no muere de una sola vez

porque quedó inconcluso


En ese tiempo que se comió mis años

y que hoy me incita a caminar de nuevo

esas sendas del pasado

donde transitó mi tierna juventud

 

Y es que los recuerdos no mueren  

cuando tienen un sabor a mujer

al contrario, reviven

para convertirse en una hoguera ardiente

que hasta hoy no se apaga


 ¡Ay! mis tiernas princesas que me hicieron soñar!

y que a mis 15 y 20 años se convirtieron en estrellas

que hasta hoy giran en mi recuerdo

y ahora trato de buscar de nuevo


Angelita Avellán que le robé mi primer beso

aquella noche en la banca del parque

frente al comando de la guardia de Somoza

en donde más de un preso suspiraba

a través de la ventana que da a la calle

por ver a las parejas en las bancas

que ardían de amor al amparo de la noche


Qué bonito recuerdo tengo de ella

aunque fue efímera la llama

no consigo apagarla de mi mente

por esa dulzura especial que tenía su rostro


Después Yadira Ulloa, mi pequeño amor

esa niña flaquita a quien hice mi diosa de ébano

forjada como amasijo entre mis manos

le di lecciones de amor con sabor a besos

en aquellas dos sillas que su madre Conchita puso

en una esquina pegadas a las paredes de su casa

para estar vigilante del novio y del despertar de su hija


y yo tan respetuoso que hasta ahora me arrepiento

de no haber cocinado mis sueños

con esa llama ardiente que a los dos nos envolvía

! Ay mi Dios, Cuanto amor desperdiciado!



 

Nunca estuve mucho tiempo en ese pueblo

desde niño me fui a estudiar a lugares diferentes

anduve como la luna dando vueltas

o con el Sol quemando mis pestañas


Estuve en León aprendiendo a rezar

en el seminario San Ramón

donde me fui a estudiar

a la edad de once años


Fui acólito y mastiqué el latín

estuve a punto de hacerme cura

y hacerme adicto a la sotana

pero no era ese mi destino

de estar pegado a Dios para toda la vida


Luego me fui a Jinotepe

a la Franklin Delano Roosevelt

a estudiar magisterio

y fue mi peor castigo del destino

al hacerme maestro de escuela

en un país de miseria


Mas sin embargo esos cinco años

que estuve entre esas cuatro paredes

de la Escuela Normal de Jinotepe

lograron despertar en mi otra visión del mundo

y a caminar a la par con el despertar

de esa nueva Nicaragua que se estaba forjando

para iluminar el nuevo futuro

y hacernos libres de una vez por todas


Así ha pasado el tiempo hasta mis días de hoy

cargando una cruz de angustia

por el cáncer que me agobia

para sembrarla... no se donde

porque a pesar de todo yo quiero morir en mi tierra

hecha de Ron y Azúcar, de Arena y Sol, de volcán y fuego

para el momento en que mi cuerpo se canse


Así es la muerte... es una melodía que se apaga

un despedir al mundo hasta quedarse sordo,

un reloj que no dice la verdad, un mástil roto

de guitarra que espera el último lamento

con herrumbrosas cuerdas en una casa sola.


Esta mañana desperté llorando

Están callados todos los ruidos de mi vida

En el aire hasta el oxígeno se arrala

mientras los hospitales se llenan de dolor

Y la alegría de los niños invisibles

que habitan las esquinas como sombras

están callando a gritos.


Y, sin embargo, la vida sigue palpitando

como tambor que arranca los gemidos

es como el tic tac de un corazón llorando

porque agonizan sus latidos


Aún con el espíritu roto, pido al Cielo

que tenga sesenta años menos para siempre.

para escuchar la canción secreta que mi madre me cantaba

cuando apenas era yo un niño entre sus brazos

  • Autor: anzuna (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 14 de noviembre de 2019 a las 23:44
  • Categoría: Fantástico
  • Lecturas: 20
  • Usuarios favoritos de este poema: Ma. Gloria Carreón Zapata.
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