La fuerza de la mujer no se ve en el cuerpo,
se ve en el corazón, cuando abraza un hijo o se entrega sin condición...
La niña y la paloma
¡Qué indefensa es!
La tome del suelo y la abrace,
como una madre a su bebe,
es tan frágil y aun no vuela,
me enternece su mirar,
que con piedad me pide
algo de comer y de beber.
¡Voy a enseñarte a volar!
Pienso, sin querer,
y volaremos juntas,
recorriendo la cuidad,
montes y lagunas,
pero hay algo que me duele,
y de eso estaré siempre consiente.
Sé que partirás
a buscar tu propio nido,
como los hijos que dejan el hogar,
que los acogió de niños.
Sé que así me dejaras,
a pesar de mi cariño.
Pero ahora debo a ti
el sentido de mi vida,
por ahora cuidaré
de tus alas frágiles,
de que sane tu agonía
y mi recompensa será mirarte volar,
aún, sabiendo tu partida.
- Autor: Dathzima (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de noviembre de 2019 a las 15:12
- Comentario del autor sobre el poema: Este fue uno de mis primeros poemas, cuando era una niña de apenas doce años.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 21
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