Y me enseñaste que los recuerdos
pueden hacer daño si al recordarlos
una parte de ellos estaban huérfanos
de ecos de sirenas que elevan los
silencios de la parva melancolía
que se esconde bajo la silueta de un
recortado abalorio gris ambulante
de los sueños de un mortecino
vagabundo que malvive entre
botellas de rancio valdepeñas.
Me sonreíste al confundir mi
gastada empresa entre los flujos
de tu maquinaria vil y mezquina,
quisiste vivir tu quimera dorada junto
a un soñador de ínfulas perdidas.
Solo quería a una cómplice para
amar y lo que encontré fue a una
avarienta despensa que llenar.
Una década perdida intentando
encontrar lo que no veía reflejado
en espejos, que mostraban un gusano,
mientras gritaba compasión por
morir, piedad por acabar, silencio
para vivir, realidad que respirar.
- Autor: polonius (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de julio de 2010 a las 19:11
- Categoría: Amor
- Lecturas: 72
Comentarios1
Gracias a Francisco de Nerval y RusE por sus cariñosas palabras de ánimo sobre el poema.
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