LA PAZ, LUEGO DE LA GUERRA
Recién ahora me doy la precisa cuenta,
que no necesito la aprobación de nadie;
ni el guiño del ojo cómplice, disimulado;
ni el leve asentimiento de algunas cabezas
para importarme el destino al que he llegado.
***
He combatido en mil batallas y muchas he perdido
en combates, a pesar del valor con que he luchado;
más, en ciertas luchas, estratégicamente, he huido,
pero junté valor y con fiera voluntad, he regresado,
perdiendo en algunas, pero, en otras, ¡he ganado!
***
Por eso, con las experiencias que he adquirido,
tan solo me interesa tener la paz que necesito.
¡Tantas batallas sin ser un héroe he combatido,
que solo firmaré la Paz en mi propio manuscrito!
***
Y ahora, en mi retiro de los campos de batallas,
ya no importa si he sido un buen o mal ejemplo,
con los años que tengo ya rechazo las medallas
ni me interesan títulos, ni un sitio en un templo.
***
¡Que se guarden todos los diplomas y honores!
En mis múltiples luchas combatidas en solitario
y en todos momentos en que necesité mil favores,
fueron pocos quienes acompañaron mis calvarios;
así que, esos pocos contados AMIGOS que yo tengo,
compañeros, soldados que acompañaron en las armas,
son quienes en mi memoria quedan cuando voy y vengo,
al rescatar lo bueno de mi vida o al saldar todos mis karmas.
***
Eduardo Faucheux.
18-11-2019
- Autor: Eduardo Faucheux (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de noviembre de 2019 a las 03:16
- Comentario del autor sobre el poema: Cuando ya todas las cartas han sido exhibidas sobre la mesa de la Vida, ya nada hay que aclarar; lo que pasó, pasó; lo que fue, fue; lo que quedó en el tintero, no se escribió; lo que no logró concretarse, pocas esperanzas quedan... es así de sencillo; solo faltan terminar los detalles de lo que se está concluyendo; lo que no sedijo, ya es, quizás, demasiado tarde; y lo que no debió decirse... bueno... las palabras ya están dichas y flotan en el espacio y en las memorias. Son inútiles los lamentos; son inútiles las lisonjas; los títulos solo serán adornos sin sentido en las lápidas y las condecoraciones y premios, apenas recuerdos cercanos que se irán diluyendo con el paso del tiempo y del herrumbre. Solamente importa pacificar el espíritu y perdonarse las culpabilidades. Logrado ese objetivo, se habrá logrado la Paz.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 58
- Usuarios favoritos de este poema: Hugo Emilio Ocanto, Yamila Valenzuela
Comentarios1
Interesante reflexion, sobre las vida que nos hace participar en tantas guerras queridas o no, como simples soldados y como generales, son al fin nustros tributos efimeros, hasta alcanzar la paz interna. Paleornis.
Cuando uno acumula años y batallas, tarde o temprano se cansa. Es ése el momento ideal para pacificarse y buscar la serenidad que lleva a la Sabiduría. Dejan de tener trascendencia esos efímeros tributos y las medallas de generales o los sacrificios de los simples soldados, que son, en esencia, títeres de los encumbrados que batallan por sus egos.
Bueno... de todas maneras, sean los combates que sean y para quién sea la victoria y su correspondiente derrota, lo que se aprendió, se aprendió y se sumó a la multiplicidad de las experiencias; pero, es importante saber que la Paz Interior es La Gran Victoria que uno puede llegar a lograr, como última instancia.
A partir de eso, se podría desmoronar el Universo y podrían ser engullidos los tiempos y los espacios infinitos sin que se nos mueva una pestaña, ya que, seguramente, está bien y es lo que DEBE suceder, cósmicamente hablando.
Abrazo, desde La Plata, Argentina.
Eduardo.
Es cierto Eduardo Fauchex, en esta vida libramos batallas todos los dias, pero como el Ave Fenix renacemos, a veces con mayor dificultad, pero no por ello perdemos los ideales y el optimismo
. Debemos luchar hasta el final, pero no por los oropeles del mundo, sino por construirnos a nosotros
mismos y brindar alegrías y sonrisas a los demás.
. Saludos desde Ramos Mejia, Pcia.Bs.As.
Paleornis.
Paleornis.
¡¿De Ramos Mejía?! El 3 de este mes estuve ahí, dando un curso de buceo de rescate, en la Asociación Civil Ital Club. Todos los noviembres ando por esa zona.
Saludos, compatriota.
Buenos dias Eduardo, conozco el Ital Club, donde se realizan variadas actividades, celebro que dictes cursos de buceo, tan interesantes. Yo suelo ir a La Plata a Tribunales, ultimamente a recibir un premio,
en Concurso Literario, Poesías. La Plata es una hermosa Ciudad, poseedora entre otros de la Casa
Curutchet, yoya arquitectonica. Saludos.
Bueno, entonces podés ir a conocer la escuela de buceo El Pozo (otra joya arquitectónica, más humilde, claro), antes que la venda (creo que ésta es mi última temporada). Solo tenés que avisar. Todos los datos necesarios están en:
www.elpozobuceo.com
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