(La memoria está en el recuerdo incesante del pasado)
Bajo el cielo de mi Buenos Aires,
Recorro sus calles.
Empalmadas por bicisendas
Obstruida por manojos de peatones.
Me pierdo y me encuentro
En el cafetín de cierta esquina
Veo a través del reflejo
Un par de ojos verdes
Que me interrogan
Y me desnudan entre verso y verso
Entre sorbo y sorbo del café quemado.
Él no lo sabe aún,
Pero yo lo único que quiero
Es tallar una imagen mía
En algún espacio cóncavo de su memoria.
Estuvimos exponiendo nuestros demonios por largo rato
Después de todo, todos somos mártires en alguna vida.
Su mirada inofensiva, me arrastra hasta sus comisuras.
Ya perdí la pavura. Ahora me toca vivirla.
El café se vió testigo, y el umbral de gente sin sentido
Le dió motivo a mi mirada perdida, que buscaba ser encontrada por ese par de ojos interrogantes
Mi destino inherente , me señala
Que la tarde ya se da por terminada
Y que no es en vano el destino programado.
Se habló de deseos, Dioses e historia
Saboreamos la amargura de algunos recuerdos que mencionamos,
Tragué congoja y terminamos por endulzarnos con la magia y la dicha
De los sueños que todavía no han sido plasmados pero seguimos proyectando.
(Todos somos soñadores)
Y me volví a perder entre el mar de gente y los semáforos de mi Buenos Aires querido.
Tal vez queriendo volver a
Encontrarlo , tal vez no.
Pero en esa esquina perdida entre las páginas pienso que el devenir sucede y es posible la magia porque
Yo le recuerdo cosas, y
Él me recuerda a mi.
- Autor: Rea (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de noviembre de 2019 a las 00:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 61
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, racsonando
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