1984 es nuestra fecha

Santiago Miranda

 

 

En la era de la perpetua normalidad
Forzada por tus leyes no hay paz
Incluso ya el temor socavado por las luces
De una extraña ansiedad al acabar
El espectáculo del día, un intromisión
Un detalle que no esperó tal cual
Un acto de libertad de lo que escapó al control
Absoluto de una necesidad enfermiza
Es la consciencia de culpa del ejecutor
Su temor de justicia, encarnado
En las carabinas y en el fusil
Que ordenaste empuñar
Contra el enemigo poderoso que no era
Sino la población armada de piedras y cantos
Pero el fuego no estuvo ni estará jamás de tu lado
Y ante tu error, claudicaste la paz
De una guerra que tú inventaste, homúnculo conchetumadre
Docenas que no volverán al amor, cientos
Que viendo tu ceguera les quitaste la visión
Y el sistema controlado por tu dinero, queriendo
Bajar la fiebre del sistema corrompido por ti
Por aquellos como tú, ofreciendo en las imágenes
De tus medios-siervos-de-la-gleba; la ficción del control
Mentira sobre mentira, tu existencia se desvanece
1984; ayer y hoy, pero no
Necesariamente mañana
Por eso palabra y el fuego, por eso el amor
Y la libertad de dejar las cosas ser; cuidado
Con acumular por acumular, todo habrá
De arder y nuestra carne será ceniza
Dignos de nuestra voz, unidos para destronarte

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