No quiero regresar a los recuerdos
para encontrar en ellos la nostalgia,
ni quiero que me sirvan de defensa
en estos tiempos de ternura falsa,
no puedo renunciar a los retales
de las olas que, sin cesar, reclaman,
y llaman la atención continuamente
haciendo del pasado una añoranza,
porque se vive el hoy, en el presente,
en esta conjunción de cuerpo y alma,
buscando la inocencia de la vida
y viendo en cada día su fragancia
por eso me detengo en el camino,
restaño de los ojos unas lágrimas,
y siento los suspiros de unos labios
que ansían a los míos y me llaman...
No quiero recoger las amapolas
que nacen en praderas despobladas,
ni quiero los castillos imperiales
ocultos tras colinas y montañas,
prefiero descubrir, en los senderos,
las huellas que conducen a la nada,
los pasos, invisibles, de la gente,
dejando con los sueños la esperanza,
así conservaré las pocas fuerzas
tratando de llegar a la posada,
cansado, y con el polvo del camino
cubriendo mis cabellos y pestañas,
me pueden confundir, y soy consciente,
las fuerzas invisibles y las llamas,
el faro, engañador, de los profetas
que ofrecen tanta miel con sus palabras...
"...No quiero condenar a los vencidos
y pienso en conquistar toda la magia,
que ofrecen los otoños tan diversos
y están en sus silencios, sin palabras..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/10/19
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 23 de noviembre de 2019 a las 07:52
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 47
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela, alicia perez hernandez
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