"Hay amores que duran para siempre,
aunque no se besen,
aunque no se toquen,
aunque no se vean".
Anónimo
Así, sin más,
el borde de tu brazo
sin querer rocé
y allí aquella tarde
liado me quedé.
Nace el fuego aquel
de tu piel y mi piel,
al perpetuado contacto
ahora intencional,
en el temblor del tacto,
tremor de los anhelos, irracional,
sólo allí donde arde
viva y secreta la esperanza.
De tus labios mi imaginario
ensueño este sin horario,
tu que ocupas todo espacio,
yo taciturno lobo estepario
buscando tu refugio lunario.
Roban tus palabras mi atención toda,
es tu voz como la miel en mi boca,
son tus sueños como olas a la costa,
como agua que penetra la más fuerte roca.
Eres un constelado nocturno de noviembre
donde gravitan mi abandono y mi anhelo,
blanca mujer tu eres la vida y la muerte
y en tu desnudez llevas por manto el cielo...
Arrobamiento desbordado en que te pierdes
tras ese lugar infinito y oculto
del bosque denso de mis ojos verdes
desde donde tan real, sólo te imagino.
- Autor: Nestor Varela ( Offline)
- Publicado: 23 de noviembre de 2019 a las 22:04
- Categoría: Amor
- Lecturas: 69
- Usuarios favoritos de este poema: migreriana, Ma. Gloria Carreón Zapata.
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