Es el Espíritu Santo,
el verbo que en Dios Niño se encarnó,
y que sin hacer ruido,
vino a nacer, en un agujero perdido...
Es mi centro amoroso,
cuando me entrego a su testimonio,
para que llene mi vacío
con su amor fundido en uno solo...
Es el amor infinito,
lo que me resalta Jesucristo divino,
que fue Crucificado
de un modo cruel y escarnecido...
Es el Dios vivo
que muriendo acabó resucitando,
y su corazón sagrado,
es en lo cierto, la verdad de mi camino...
- Autor: el brujo de letziaga (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de noviembre de 2019 a las 03:23
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: Luna y Poesía, CARMEN, Alexandra L
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